Sala: Teatro de la Comedia Autor: Pedro Calderón de la Barca Director: Mario Gas Intérpretes: Ricardo Moya, Germán Torres, Marta Betriu, Juan Díaz, Lander Iglesias, Marta Poveda, Agus Ruiz, Jose Luis Alcobendas, Aleix Peña Miralles, Ariana Martínez, José Luis Torrijo, David Vert, Pedro Olivera y Jonás Alonso
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)
Es la única foto que encuentro (de ensayo) que dé idea de la monumental escenografía. Está en madridesteatro.com, sin crédito de autoría. |
VA MUY LENTO CON EXPLORER, INTÉNTELO CON CHROME
Enlace a mi crítica en la Guía del Ocio
(léanse eso primero, que si no se me pierden)
(léanse eso primero, que si no se me pierden)
1.- Calderón. En esto, parece que la crítica es casi unánime. De Calderón queda poco. Lo que me diferencia de la mayoría esta vez, es exactamente lo contrario de lo habitual: a mí me ha gustado más. Me parece que si hubiéramos ido todos pensando que el texto no es de Calderón, sino de Benjamín Prado -como es- los juicios globales hubieran sido mejores. Porque todo el mundo basa el juicio negativo en esa lejanía del original, pero luego apenas hay pegas al montaje. Vale, no es Calderón, pero ¿impide eso por fuerza que el resultado final sea bueno?
2.- La escenografía de Frigerio y Masseroni plantea una cuestión siempre presente. Separar los elementos de cualquier objeto con fines analíticos es casi inevitable, pero si hace perder la visión de conjunto conduce a conclusiones erróneas. Ésta es preciosa, no hay duda, y todo el mundo lo ha dicho. Pero el objetivo de una escenografía teatral -como el de todos los elementos que confluyen en el espectáculo- está más allá de sí misma. Es preciosa, pero su funcionalidad cojea. Y cuanto más me alejo del día en que la vi, más acusada me parece la cojera. El adjetivo "decorativa" de mi crítica en papel iba en ese sentido. Y es simplemente desastrosa en el plano de tierra, como ya decía allí. Nada que ver con el uso en el plano elevado. Ese pasillo que ven abierto (la mayor parte del tiempo la pieza superior está encajada con la inferior y se ve el relieve completo y continuo) en la fotografía entre la cabeza del toro y el león que le muerde el lomo, es practicable, y se usa tanto en la situación inicial del encierro de Semíramis y sus conversaciones con Tiresias y con Menón, como en algún momento posterior ocasional (y no es casual que Gas cierre con Poveda situada arriba, es el mejor lugar posible). Todo funciona cuando están ahí. Abajo no funciona nada. No hay más que unos pilares con acabado de espejo entre los cuales los intérpretes deben entrar y salir, a veces bajando la cabeza para no darse con la cabeza contra los faldones del relieve. La cosa resta dignidad, sobre todo a una salida de Poveda que, con el humor que lleva puesto, debe hacer ese gesto indigno. Además de eso, sólo hay dos cubitos tamaño taburete en los laterales, dignos de función escolar. ¿Bonita le escenografía? Bonita, pero en lo único que favorece al montaje es en lo decorativo. Alguien tendría que haber dado una vuelta al espacio en el que se desarrolla el 90% de la trama. Por cierto, esto de "lo decorativo" es un reproche que la cultura italiana recibe desde hace decenios. Es un tópico, pero un tópico con fundamentos sólidos.
3.- La interpretación no tiene tacha. Con la Poveda hemos sido todos prácticamente unánimes también, y eso que, hasta hace poco, había quien tenía sus más y sus menos con su "exageración". En la vida casi todo es cuestión de matiz, y el que separa la exageración del temperamento no es menor. ¿Cómo representar, si no es así, a estas mujeres que condensan toda la maldad, que arrastran a la perdición a esos pobrecitos seres indefensos y pusilánimes llamados hombres? Hacía algo muy parecido, e igual de bien, en El idiota. La atribución de todo lo peor a la hembra ha sido una constante tan poderosa que siempre me extraña que Satanás sea hombre. Debe de ser que la otra convención -la de situar a un macho en la cúspide- aún era más poderosa. Malas, sí. Pero, al menos, que el jefe sea hombre. El resto del elenco está a la altura, quizá con Alcobendas y Germán Torres (un tipo que va creciendo sin parar como actor, desde aquel Huerto de Guindos de Tejón han pasado apenas cinco años y él rinde el doble,a pesar de que ya estaba bien allí) a la cabeza. Me sorprendió Agus Ruiz, ya se conocen mis prejuicios y saben que me asombra siempre que la gente guapa interprete bien. Tendré que ir acostumbrándome. José Luis Torrijo, Lander Iglesias, Marta Betriu... todo el mundo está bien. Con la excepción, quizá, del joven Aleix Peña, un poco rígido; quizá se suelte a base de funciones.
P.J.L. Domínguez