Sala: Teatro Valle Inclán Autor: Arthur Miller (versión de Eduardo Mendoza) Director: Andrés Lima Intérpretes: Míriam Alamany, Nausicaa Bonnín, Marta Closas, Borja Espinosa, Miquel Gelabert, Núria González i Llausí, José Hervás, Lluís Homar, Carles Martínez, Anna Moliner, Nora Navas, Albert Prat, Carme Sansa, Yolanda Sey y Joana Vilapuig Duración: 2.35'
Ésta fue mi crítica (hace cuatro meses) en la Guía del Ocio:
PLEGADO AL ESTILO
PLEGADO AL ESTILO
¿Es
éste el mismo Lima que hace unos meses montaba una Medea con todos los
sacrificios exigidos por la diosa modernidad a sus seguidores? Esta vez esconde
su presencia –y no me refiero a su propia presencia física, que en ocasiones ha
usado, sino a la mano del director- y muestra un talento impecable para la
construcción clásica. Texto de repertorio puesto en escena con tal sobriedad
canónica que, grabado en blanco y negro, podría presumir de ser cuarenta años
más joven. Esto, que a veces puede ser reproche, es aquí elogio a la modestia
de saber plegarse a un estilo. Aparte de algunas intervenciones didácticas
(breves, gracias a los dioses) y de una jovencita cantarina, todo sigue el
mismo cauce, todo sirve a un texto en el que no sobra una coma y que se
precipita impetuoso a su final.
Grandes
aciertos en el elenco. La función sube dos palmos desde que Homar, que ya está
en esa categoría en la que empieza a importar poco incluso lo que dice, entra
en personaje (ha hecho antes algunos de esos comentarios explicativos).
Espinosa compone un Proctor cuya lejanía del heroísmo estereotipado lo hace
verosímil. Carles Martínez consigue dotar a John Hale de una pálida llama de
simpatía incluso al principio, abriendo el camino al giro del personaje.
Excelente la joven Anna Moliner en el agradecido papel de Mary Warren.
Sólo añadiré que me encantaría que Anna Moliner, que ha hecho bastante teatro en Cataluña, se dejara ver por Madrid.
La escenografía de Beatriz San Juan, una auténtica preciosidad. La aprecio más con la perspectiva de los cuatro meses que han pasado desde que la vi.
La escenografía de Beatriz San Juan, una auténtica preciosidad. La aprecio más con la perspectiva de los cuatro meses que han pasado desde que la vi.
P.J.L. Domínguez
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