viernes, 4 de mayo de 2018

SCRATCH

Sala: Nave 73 Autor: Javier Lara Directores: Carlos Aladro, Carlota Gaviño e íñigo Rodrígez Claro Intérpretes: Javier Lara y Fernando Delgado-Hierro Duración: 1.25' 
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)


Delgado-Hierro y, de espaldas, Lara
Versión muy breve:

A evitar cuidadosamente.
Versión breve:

Una empanada de cuidado. El resultado es tan deficiente que ni siquiera sería capaz de decir si se salva el texto, aunque es posible. La tricéfala dirección no sabe ni de dónde viene ni a dónde va. Algunos elementos (proyecciones, textos también proyectados, cegadoras usadas hasta la extenuación, delirios sicotrópicos, interactuación con los espectadores, acento caribeño del interrogador metafísico) parecen perfectos para urdir un éxito en el Frinje (2016), pero están puestos con los pies. En lo que cuenta (construir dramaturgia, mantener ritmo, controlar el pulso narrativo... no aburrir, en suma) la función no llega ni a un suspenso digno. Se diría que hay un intento de saltar de género / estilo: comienza muy alto (tanto de energía como de volumen), muy alternativo, muy cool / joven, y de pronto "anda, pero si ahora parece Cuéntame", como me susurró JM. Estas cosas se hacen muy bien o son catastróficas. Lamento ser el único pitufo gruñón, pero es así.

Excursión a los cerros de Úbeda:

No es que sea un grupo de indocumentados. Lara es un excelente actor (La ternura) que compartió escenario con Gaviño y Rodríguez Claro (dos de los codirectores) en Todo el tiempo del mundo. Qué les voy a contar de Aladro. Y Fernando Delgado-Hierro (que ha hecho muy bien en modificar su apellido para estas cosas del arte) estuvo nada menos que en La distancia y en esa maravillosa Iliria que nadie vio (Iliria es de lo mejor que he visto en Madrid en dieciocho años, pero su autora está nominada ahora para los Max por un texto que no le llega a la suela del zapato ni a Iliria ni a ninguna de las numerosas piezas que ha estrenado en los últimos tiempos. Los Max se equivocan hasta cuando aciertan). Muy bien en la primera y absolutamente sembrado en la segunda. Aquí están bien los dos, pero ya les he dicho cuál es el resultado. En fin, mucha gente con talento patinando a lo grande.

Para mi pasmo, el ranking de Tragycom les da un 4'08 sobre 5 y, para que se orienten, lo que sacan El corazón de las tinieblas, En la fundación, Muñeca de porcelana, La Pilarcita y Tiempo de silencio es, respectivamente, 2'50, 2'75, 2'88, 2'90 y 3'33. ¿Quieren más? La misma clasificación otorga 3'50 a Óscar o la felicidad de existir (un melodrama tramposo que roza lo repugnante a pesar de la fantástica actriz que lo interpreta) y 3'28 a Ilusiones. Alguien debería estudiar de manera seria cómo se crean las corrientes de opinión. El problema es que haría falta muchísimo dinero. ¿Cómo? Se trataría de exhibir algunas piezas de la forma habitual, dejando que se formen esos vectores de presión de la amistad, del respeto reverencial por determinadas personas, de lo-que-se-supone-que-es-la-opinión-correcta, del miedo a opinar distinto... Exhibirlas después a espectadores que no tuvieran absolutamente ninguna información previa ni posibilidad de comunicación entre sí. Y confrontar después las valoraciones cualitativas de los primeros y los segundos. Sería maravilloso. Claro que exigiría hacer las piezas con intérpretes venidos de Marte (o de Lugo, que para el caso es lo mismo) que ninguno de los espectadores conociera. Y montarlas en un retiro de montaña sin móviles, para que los datos no se filtraran. Un pastizal, pero como me toque el Euromillón lo financio.

¿Para qué? Para terminar concluyendo lo que todos sabemos y casi nadie dice. Que las opiniones mayoritarias (y tanto más las de los implicados en el medio profesional) coinciden pocas veces con una percepción imparcial. Por no hablar de la discordancia entre lo que la gente dice a la salida de la función, en la misma puerta del teatro, y la opinión que después hace pública. Echen un vistazo a los finalistas de los Max (si es que no les da demasiada pereza, entenderé que no lo hagan) e intenten recordar lo mejor que vieron en 2017, les deseo que no les estalle la cabeza. A mí, hasta hace unos años, me subía la bilirrubina. Ahora me da la risa. Espero que sea la sabiduría, prima hermana de la muerte, que llega con pasos suaves.

Están ahí citadas y sin enlace Muñeca de porcelana, El corazón de las tinieblas, Óscar o la felicidad de existir y Tiempo de silencio. Déjenme respirar, las iré colgando, pero me va a costar rellenar el hueco de estos meses. (Ya están El corazón de las tinieblas y Tiempo de silencio)

P.J.L. Domínguez
          

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