jueves, 8 de diciembre de 2016

ALARDE DE TONADILLA

Sala: Tribueñe Autor y director: Hugo Pérez de la Pica Intérpretes: Candela Pérez, Raquel Valencia, Helena Amado, Badia Albayati, Alberto Arcos, Ana Peiró, José Luis Sanz (pianista: Tetyana Studyonova, se turna con Mikhail Studyonov) Duración: 2.20' (entreacto de 20 minutos) 
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no esté en cartel)



Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:

Estupefacción. Es el sentimiento que invade a quien ve por primera vez una creación de Hugo Pérez de la Pica. Alarde de tonadilla, como sus obras anteriores (Donde mira el ruiseñor cuando cruje una rama, Por los ojos de Raquel Méller, Paseíllo) bucea en los cimientos de nuestra cultura (iba a escribir 'popular', pero sobra), rebusca, reconstruye, arma y exhibe un resultado… lo dicho: estupefaciente. No se parece a ninguna otra cosa que veamos en los escenarios.
La estructura de números sueltos dibuja un relato cronológico y una dramaturgia que es… ¿Homenaje? Sin duda: el amor por la copla se expresa en cada gesto, en cada pliegue de las docenas de trajes diseñados ad hoc, en el vídeo que recuerda a las grandes intérpretes. ¿Arqueología? Ya sería mucho si fuera sólo eso, pero la recuperación del pasado desemboca en otra cosa, en algo de radical originalidad. Véanse como prueba las poesías declamadas entre los números, que nos dejan perplejos en su equilibrio entre el ripio y la exquisitez, el lugar común y la lírica abstrusa, lo popular y las fintas conceptuales de un espíritu complejo. El remate es quizá la impecable construcción de los números de copla estilizada extraídos de la zarzuela (De Madrid a París) y la revista (¡Por si las moscas!). Qué no haría este hombre con los medios de un gran teatro. ¿A qué esperan?


A Paseíllo tuve que volver por segunda vez para enterarme más o menos de la mitad. Sí, soy corto de entendederas y mi memoria es cada vez peor, pero digamos en mi descargo que estos monumentos son inabarcables. Me permitiría sugerir que -como se ha hecho tan a menudo con las estructuras tradicionales de números- se entregara al público una lista con los títulos, o se colgara en la página de Tribueñe. Antes de seguir, voy a plantar aquí otra foto, para que se enteren.


Nunca seguí. Este párrafo lo estoy redactando en octubre de 2018, nada menos que casi dos años más tarde. Alarde de tonadilla ha vuelto a la Tribueñe y es -en mi modesta opinión- lo más sorprendente que encontrarán en la cartelera. Y, quizá, lo mejor. Si nunca han visto nada de Pérez de la Pica, sigan los enlaces a Donde mira el ruiseñor cuando cruje una rama, Por los ojos de Raquel Méller y Paseíllo, porque les aseguro que hacerse a la idea de los caminos que este hombre transita no es fácil. Acaba de estrenar una cosa nueva (Las Teodoras) que aún no he visto, pero pueden apostar que no será nada convencional. Quizá algún día encuentre un rato para hablarles de Isadora. Más que nada, para que la posteridad digital encuentre quizá este mensaje en una botella, glosando todo lo que haya podido glosar de la obra de este genio. Lo repito: G-E-N-I-O. No me cabe duda. Sacúdanse la pereza y vayan a la Tribueñe, es como irse a Marte.
P.J.L. Domínguez
          

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