Sala: Espacio Labruc Autor y director: Lluís Basella Intérpretes: Estíbaliz Veiga, Mauricio Bautista, Marta Calvó, Juan Renedo y Aída de la Cruz Duración: 1.00'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)
Hala, viva la Pepa, otra pequeña sala off-off: el Espacio Labruc. Se llamó un tiempo Nudo Teatro y vuelve remozada. ¿Recuerdan cuando llamábamos sala alternativa a la Cuarta Pared? Comparada con todo lo que ha florecido desde entonces, parece ahora la Comédie Française. Es, obviamente, magnífico que Madrid esté en plena ebullición, con docenas de lugares donde la gente hace de todo. Pero entenderán lo que esto supone para un critico obsesivo, ¿verdad? Cientos de funciones que no veré. Una horrible situación para una personalidad ansiosa. Hay un personaje de Huxley en la mejor de sus novelas (Arte, amor y todo lo demás, sorprendente y acertadísima traducción de Those barren leaves) que siempre se va a la cama tardísimo. Teme que, en su ausencia, alguien diga algo que pudiera resultar crucial para su existencia, así que se acuesta la última. Eso pienso yo cada vez que voy, o no voy, al teatro: que en ese momento hay docenas de funciones que no veré. En fin, qué les importarán a ustedes mis zonas erróneas, vamos con Encierros.
Lluís Basella |
No encuentro en la red nada más que esto sobre Lluís Basella. Al menos, nos informa de que Encierros es su primer texto. No está mal para ser un primer texto; está incluso bastante bien. Alguna cosilla sobra por algún lado (no hace falta amenazar a nadie con revelar sus secretos fiscales si ya tienes secuestrada a su esposa, ¿no es bastante extorsión?), pero lo fundamental funciona: los personajes están bien retratados, la trama tiene su gracia. También encaja la excursión a otros mundos: uno de los personajes está escribiendo una obra de teatro, y vemos una de sus escenas; nada tiene que ver en el tono con la pieza que la enmarca, pero recoge sus ecos filtrados a través de las preocupaciones de la autora. Es quizá lo mejor del texto, las pequeñas reverberaciones de esto y aquello -las islas Fidji, el carmín- por aquí y por allá, como si todo rebotase en todo. Tuve todo el tiempo la sensación, y mi acompañante me dijo lo mismo, de que la historia funcionaría muy bien en cine o en televisión.
Mauricio Bautista |
La puesta en escena le hace a uno echarse a temblar durante los primeros minutos. La sala es lo que es, y tiene que hacer creíble con medios limitados un secuestro con pistola (de plástico) incluida. Ya saben ustedes lo de la suspensión de la incredulidad y todo eso. Me digo, "ay madre, que no va a haber manera de suspender mi incredulidad". Y entonces, va y aparece la magia del teatro, y va y el invento funciona decentemente. El texto, la dirección de actores y los actores (unos más que otros) encajan. La horita de duración -gran acierto- pasa ligera.
Marta Calvó |
Unos más que otros, decía. Aída de la Cruz sale bien parada de la escena marciana, donde hace una sicópata gazmoña que le queda bien compuesta. La función la sacan adelante con convicción y tablas Mauricio Bautista y Marta Calvó: alguno de sus diálogos produce uno de esos momentos por los que merece la pena ir por ahí investigando. Muy buena la Calvó. Ha hecho mucho teatro, sobre todo en catalán. ¿De qué tenía yo tan buen recuerdo? De Motivos personales, aquella serie salida de la estela de Damages. Para que luego digan de la tele...
P.J.L. Domínguez