Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)
Les decía el otro día, a propósito de La ceremonia de la confusión, que tiene uno que hablar de cada propuesta ajustando la mira; que no es lo mismo hablar del guiñol del Retiro que de la Royal Shakespeare. Aunque no crean, lo de poner el filtro no es tan fácil como pueda parecer a primera vista; en fin, no les cansaré con mis historias. Viene todo esto a cuento de que Invasión es fruto del trabajo con jóvenes, un trabajo en el que -esto no puede perderse de vista- el primer objetivo es su iniciación en el teatro. En otras palabras: el resultado artístico final, si no queda reducido a objetivo secundario, pierde, al menos, su condición de suprema y casi única aspiración del montaje, contrariamente a lo que ocurre con cualquier propuesta artística. Así que va uno a estas cosas con la actitud de "venga, qué interesante, qué estupenda actividad de interés social", pero temiendo en el fondo aburrirse como en una función escolar en la que los niños son de otro.
Es importante señalar que en esta Joven Compañía de Teatro (que es como se hace llamar) los jóvenes son los intérpretes. El resto del equipo artístico y de producción está compuesto por personas ligadas a Acción Sur y a la Escuela Municipal de Teatro de Parla con una larga trayectoria de fomento y práctica del teatro juvenil. Parece, por tanto, que la intención es la de proporcionar a los actores noveles un entorno de trabajo de nivel profesional. Desde luego, se nota: Invasión no es una función de instituto, con todos mis respetos por el teatro escolar. Sus pretensiones son de mayor altura.
Guillem Clua |
Ya el texto de Guillem Clua fue escrito, creí entender, con la intención de que fuera representado por jóvenes. Aunque en esto soy un poco escéptico: no sé si a una persona de veinte años le tiene que atraer más, a priori, una pieza escrita expresamente que Romeo y Julieta, por ejemplo. Algo que parece confirmar la trayectoria previa del grupo: la función anterior fue una Numancia de Cervantes, un texto no precisamente masticable. En cualquier caso, Invasión tiene su gracia. Aparte de su atmósfera de ciencia-ficción (la tierra ha sido invadida por alienígenas) es sobre todo un ejercicio narrativo de yuxtaposición troceada -espero que me entiendan- de tres historias de amor y guerra (me ha quedado como la zarzuela: Cançó d'amor i de guerra). En esos dos conceptos cabe cualquier cosa, claro, y hay de todo: traición, lealtad, odio, reconciliación, heroísmo... Pero gobierna la acción. Tres historias de acción entreveradas hasta casi la simultaneidad con una hábil técnica de escritura que permite su fácil comprensión... O sea: que la cosa entretiene. La voltereta final, que explica la relación de lo aparentemente inconexo, está bien traída.
José Luis Arellano |
No era fácil de dirigir. Mejor dicho: era bastante puñetero de dirigir. En estos casos, lo primero que se le ocurre a uno es separar radicalmente los distintos relatos mediante la escenografía, la iluminación, etc. Pero aquí hay una renuncia evidente a estos (legítimos) recursos. Los elementos escenográficos y la iluminación están utilizados con acierto, pero reducidos al mínimo imprescindible. Así que el único modo de evitar un barullo de narices entre tres líneas narrativas situadas en planos espaciales y temporales distintos que comparten el mismo escenario era extremar el cuidado en tiempos, movimiento de actores, uso del espacio... Algo que Arellano hace muy bien: se había entrenado en La piel en llamas del mismo Clua, que recurría también a las acciones paralelas en escena, y donde contó con la colaboración de Chevi Muraday. La cosa quedó impecable. En Invasión hay pequeños detalles virtuosos, como cuando el mismo movimiento de la misma valla representa simultáneamente la puerta de la acción precedente y la de la acción posterior. También juegan a favor la musica y los efectos de sonido (otro detalle que no sé si estará ya en el texto: la misma explosión, o las mismas detonaciones, integradas en las distintas historias).
Los chicos/as, bien. Lamentablemente, no encuentro sus nombres por ninguna parte. A mí me gustaron más el soldado gay y la chica que alimenta al monstruo (que, ciertamente, son los papeles con más matices). A JM, el soldado machirulo y el novio de la mencionada. Desde luego, todos tienen empuje. En general, cabe recordarles una máxima casi siempre de aplicación. Dejemos hablar a Muñoz Seca, santo patrón de este blog:
Es que su inocencia ignora
que a más de una hora, señora
las siete y media es un juego
¿Un juego?
Y un juego vil
que no hay que jugarlo a ciegas
pues juegas cien veces, mil
y de las mil, ves febril
que o te pasas o no llegas.
Y el no llegar da dolor
porque indica que mal tasas.
Pero ¡ay de ti, si te pasas!
Si te pasas es peor.
Si te pasas es peor. Una parte importante del aprendizaje del actor consiste en entender que, casi siempre, menos es más. Menos intensidad evidente en el actor, más intensidad percibida por el espectador. Que vale más apretar los dientes que los puños. Una cierta dosis de contención espolvoreada sobre el grupo le haría bien a la función.
P.J.L. Domínguez
POR CIERTO: Alguno de los que están entrando a chorros en esta crítica podría dejarme un comentario con el nombre de los actores / actrices (y con el papel que hacía cada uno, para que nos enteremos todos).
A ver, que ya me voy enterando. Éste de la izquierda es Víctor de la Fuente, el novio de la chica que confraterniza con el alienígena. Muy bien en la arenga inicial. El de la foto de arriba mirando a cámara es David Chamero, el soldado presuntamente hetero. No encuentro fotos de Luis Enrique Moreno, el traidor, ni de María Romero, la que da de comer al alienígena. Por cierto: no sé si esta chica sabrá que es homónima de una gran actriz de doblaje. Me pasan también el nombre de Fany Núñez, pero no sé si el tercer soldado, o la presa. Seguiré investigando.
A ver, que ya me voy enterando. Éste de la izquierda es Víctor de la Fuente, el novio de la chica que confraterniza con el alienígena. Muy bien en la arenga inicial. El de la foto de arriba mirando a cámara es David Chamero, el soldado presuntamente hetero. No encuentro fotos de Luis Enrique Moreno, el traidor, ni de María Romero, la que da de comer al alienígena. Por cierto: no sé si esta chica sabrá que es homónima de una gran actriz de doblaje. Me pasan también el nombre de Fany Núñez, pero no sé si el tercer soldado, o la presa. Seguiré investigando.
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