sábado, 27 de mayo de 2017

EL ÉXTASIS DE LOS INSACIABLES

Sala: Sala Réplika Autor: Mikolaj Bielski sobre textos de Stanislaw Ignacy Witkiewicz Director: Mikolaj Bielski Intérpretes: Socorro Anadón, Raúl Chacón, Malcolm T. Sitté, Eeva Karoliina Duración: 50'
(la función ya no está en cartel)
Encuentro por ahí una serie de excelentes fotos de Antonio R. Barrera.
Por si llevara yo pocos complejos de culpa amontonados sobre mi karma, cada vez que me pongo a pensar en El éxtasis de los insaciables me asalta la incómoda sensación de no haberle otorgado a tiempo la atención que se merecía. Un poco exagerado esto de comparar la crítica con un sacerdocio, pero a veces me pongo a pensar en las docenas y docenas de funciones en salas pequeñas, las docenas y docenas de equipos trabajando sin lograr una sola línea de repercusión en ninguna parte... y me pongo malo. Bueno, es imposible. Cada uno llega a lo que llega. En este caso, me consuela ver que el montaje ha obtenido una buena colección de críticas, y me alegro, porque se las merecía.

 
Vaya fotacas, como diría alguien que yo me sé.
Raúl Chacón en El casamiento
El éxtasis de los insaciables es poco más que un fogonazo, cincuenta minutos de intensidad teatral en vena. Un texto verdaderamente bien urdido, no sé hasta qué punto por Witkiewicz el visionario o por Bielski, expresionismo ya cáustico en origen elevado a sicotrópico por la música en directo de ErRor Humano y la iluminación del propio Bielski. No creo que Witkiewicz hubiera podido imaginar nada más acorde con su universo. Empieza como si nada, como una cosilla que se curra el estilo, pero va revelando poco a poco lo que es: un ejercicio de construcción dramatúrgica a base de provocación en el concepto, de habilidad en el manejo del exabrupto en, al menos, tres lenguajes: el verbal, el visual, el musical. Termina también como si nada, como si no terminara, como terminaba La cena del rey Baltasar, y hasta aquí puedo llegar. Pero entre un y otro "como si nada" lo que ocurre se impone a la percepción -y a la memoria- del espectador.

Socorro Anadón
Los intérpretes están exactamente como deben estar: pura exageración, pura gesticulación, por momentos simple presencia ofensiva. Esto último le toca todo el rato a Malcolm Sitté. Eeva Karoliina impone una carnalidad agresiva, una vulgaridad rubia delineada con precisión. Raúl Chacón es un tipo que me encanta, lo mismo construye esto que un delicado individuo enamorado en la Rusia de los zares. Siempre lo he visto bien. Y Socorro Anadón es-pec-ta-cu-lar. Como si se hubiera pasado una vida preparándose específicamente para estas madres de Witkiewicz. Una dureza de expresión que me recordaba a algunas miradas de Geraldine Chaplin. Está cenando de espaldas al público, se da la vuelta y lanza una, qué concentración de intensidad.
P.J.L. Domínguez
          

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