jueves, 1 de octubre de 2015

FAMÉLICA

Sala: Teatro Lara Autor: Juan Mayorga Director: Jorge Sánchez Intérpretes: Nieve de Medina, Juanma Díez, Xoel Fernández y Rulo Pardo Duración: 1.15' (por una vez, no estoy seguro)
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)


Nieve de Medina, Juanma Díez, Rulo Pardo y Xoel Fernández.
Vi Famélica... ¿cuándo la vi? Un momento, que miro una entrada (una entrada del teatro quiero decir, no del blog, la que pone el número de butaca y todo eso) que estoy usando como marcapáginas... Ya: ¡el 25 de junio! Ahí se acabó mi capacidad de sacrificio bloguero: el calor me deja completamente inservible. Como diría Chiquito, física y moralmente. Con el adelanto sahariano de este año dejé de estar operativo bastante antes que de costumbre, y aquí lo tienen: una crítica con tres meses de retraso.

El caso es que continúa en cartel con un motivo añadido para estar de actualidad: el estreno de Reikiavik. Ahora les cuento por qué.

Yo me divertí bastante. Las frases que empiezan por YO son muy peligrosas en este oficio, y tiene uno que intentar dosificarlas cuidadosamente. Como diría el santo patrón de esta página: "Y el no llegar da dolor, / pues indica que mal tasas / y eres del otro deudor. / Mas ¡ay de ti si te pasas! / ¡Si te pasas es peor!" Si hay pocas, las críticas son un árido desierto de objetividad propia de quirófanos y gestorías. Si hay demasiadas, esto se convierte en la gran fiesta de la egolatría y apesta. Ustedes sabrán si ando o no cerca del equilibrio, pero esta vez el yo se justifica. Me dijo JM a la salida: "Esto te gusta, porque eres un friqui". Y me explico: Famélica le parecerá deliciosa a cualquiera que conozca la apasionante historia de la izquierda europea desde el siglo XIX hasta su reciente muerte y no sabemos si transfiguración. Una historia que, según desde dónde mire uno, es un drama, una comedia, una farsa o una tragedia. 

Siempre recuerdo un pasaje de El maestro y Margarita que creo que no existe y que he reconvertido tras leerlo en alguna otra parte: un personaje se aleja bailando mientras canta "socialismo en una sola calle". La frase -un pitorreo sobre el socialismo en un solo país de Stalin- se atribuye a Radek (con la variante "socialismo en un meadero") y a Riazanov en la forma "en un barrio, en una ciudad, en un distrito". Es sólo un ejemplo para decirles que pocas cosas hay más estudiadas y pocas son mayor fuente de anécdotas de todo tipo -como les decía, desde lo trágico a lo grotesco- que los vaivenes de las izquierdas y sus protagonistas. Algún día les contaré una anécdota que me relató Santiago Carrillo a propósito de Ceaucescu y que quiero dejar escrita antes de que la historia se la trague. La kremlinología, los comités centrales de los partidos comunistas, la filantropía de los primeros socialistas humanistas, la escisión de las internacionales en la Primera Guerra Mundial, las células de barrio, el amor libre como concepto ideológico, las derivas del terrorismo kamikaze anarquista o de las bandas de los setenta, los regímenes del socialismo real... menudo filón ofrece esa realidad al talento creativo.

Famélica se sustenta íntegramente sobre esa historia. Reikiavik, y por eso la citaba más arriba, se sustenta en parte: tiene una sección cercana a la kremlinología emparentada (desde el drama escondido tras la parodia cómica) con Famélica. Pero lo que allí es una faceta de muchas aquí es fuente única de referencias, y difícilmente va a apreciar el texto cualquiera que no sepa lo que fue la propaganda por el hecho o quién ha sido el único Palmiro que alguna vez alcanzó la fama. Sin esas conexiones, sin alcanzar que mucho de lo que sucede en esa disparatada empresa se parece extraordinariamente a cosas que sucedieron en la más cruda de las realidades, se queda la cosa en comedieta apayasada. Bastante lastrada, además, por una estructura en la que se notan excesivamente las costuras: se aprecia demasiado el patchwork. Creo que leí en alguna parte que la función era resultado de un intenso trabajo en equipo... y ya saben lo que les digo siempre de los talleres (llámense como se llamen): si después no llega alguien a poner orden con firmeza, no hay manera. No sé si este Jorge Sánchez es el mismo que dirigió Nadar abraza y Raíces trenzas (que me gusta más cada día que pasa, cosas de la memoria), pero si es él, le ha fallado un poco el pulso que en otras ocasiones era firme.

Nieve de Medina y Eleazar Ortiz en La punta del iceberg. Creo que la foto original
era de Ros Ribas, pero alguien le dio un tajo (no fui yo). 
Nada que objetar a los intérpretes. Me encantó Nieve de Medina, que domina la retranca y la parodia. Me la perdí en La punta del iceberg, cachis.
P.J.L. Domínguez
          

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