lunes, 12 de octubre de 2015

LIBERTO

Sala: Teatro de la Abadía Autora: Gemma Brió Director: Norbert Martínez Intérpretes: Gemma Brió, Tàtels Pérez y Mürfila  Duración: 1.35'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)




No quiero ocultarles que Liberto llega a Madrid precedido por un éxito abrumador. Dos premios Butaca, premio Serra D'Or. Finalista a dos Max. En vez de darles enlaces a esto y aquello, les voy a copiar la lista de diritirambos que reproduce la web del Teatro de Lloret:
Ara en Llibert s’ha convertit, gràcies a la seva mare i el seu pare, en una obra teatral, una experiència emocional que els espectadors guardaran sempre dins seu. – Oriol Puig Taulé – Núvol. El digital de cultura 
És un muntatge que escampa els sentiments sobre el terra blanc, polit, asèptic. Una blancor que acabarà guixada de pronòstics negres. Hi ha tanta sinceritat que fa mal. Elisenda Roca. Cultura Viva Catorze
Llibert, el debut como dramaturga de la actriz Gemma Brió, es una de las funciones más duras, conmovedoras, valientes y poderosas que he visto últimamente. El teatro se inventó para cosas así, nacidas de la necesidad vital, de la urgencia expresiva. – Marcos Ordóñez – El País 
Surto absolutament impressionat i mut, com si m’haguessin esberlat el crani, de Llibert, l’obra de teatre, escrita per Gemma Brió, interpretada per ella mateixa, Tàtels Pérez i Mar Orfila, i dirigida per Norbert Martínez (…). Però no tinc cap dubte de què o bé prorrogaran o bé els teatres es donaran (o haurien de donar-se) bufetades per acollir-la. És un prodigi. Apunteu-vos-ho, feu-me cas: “Llibert”, de Gemma Brió, Norbert Martínez, Tàtels Pérez i Mar Orfila. I si veieu que no la fan, escriviu a qui sigui perquè tornin a programar-la o, si no, perquè llencin els programadors a les piranyes. Però no tinc cap dubte que els teatres es donaran (o haurien de donar-se) bufetades per acollir-la. És un prodigi.  Xavier Antich – La Vanguardia 
Que el text sigui autobiogràfic resulta secundari des del punt de vista teatral, perquè l’obra i el muntatge, tan arriscat com reeixit, formen una prodigiosa muntanya russa emocional. Saber-ho ens colpeix, però només serveix per entendre quina és la font de tanta energia escènica i per subratllar l’admiració que podem sentir per la Gemma Brió actriu i la Gemma Brió autora. Màrius Serra – La Vanguardia
* * *

Bueno, ya han visto lo que opina todo el mundo. Ahora, mi modesta (lo digo sin asomo de ironía) opinión. Esta función es

UN-RO-LLO-PA-TA-TE-RO

Hala, ya lo he dicho. Y vamos, una vez más, a hablar de la salsa y los caracoles.

* * *

Esto va del derecho a una muerte digna. De los menores, para mayor drama. De un recien nacido, para mayor desgarro. Un asunto espinoso, difícil, de innegable actualidad. Una cuestión ante la que nadie puede permanecer impasible, que pone en juego los sentimientos de manera automática. Alguna vez hemos dicho que el teatro que escenifica cuestiones sociales de este tipo plantea una trampa que es difícil de eludir. Voy a ver una función que condena la violencia contra las mujeres. Si digo que no me gusta... ¿es que estoy a favor? Lo mismo vale para la explotación de los menores, el racismo, el maltrato a los ancianos... Todos estarán de acuerdo conmigo en que Hamlet no es una obra maestra de la literatura mundial porque condena el regicidio, sino por motivos bien distintos. Sí, todos estarán de acuerdo conmigo, pero la aplicación de este principio es dificilísima. Escriban una función cargada de buenas intenciones sobre cualquier asunto de esta naturaleza, y el porcentaje de espectadores que saldrán diciendo que era mal teatro descenderá espectacularmente. Esto es un hecho objetivo. ¿Estoy diciendo que no hay buen teatro escrito con buenas intenciones? No. Estoy diciendo que, cuando es malo, es muy difícil separar las intenciones (la salsa) del hecho teatral (los caracoles). 

Liberto es un texto reiterativo hasta el aburrimiento. Si durase una horita escasa, quizá salvaríamos algo. La puesta en escena es pretenciosa. No me voy a poner a hacer la lista, quizá baste con preguntarnos por qué la cantante termina con una fuente de fruta a lo Carmen Miranda en la cabeza. Si tuviera que definir el espectáculo con una etiqueta, diría que es vanguardia pija, un oxímoron, una contradicción en los términos. Hay un desesperado intento por que  el invento parezca moderno, a la vez que sensible, y el resultado se parece irrestiblemente a esos anuncios en los que salen madres modernas, monas, estupendas y superguays, que no parece que se hayan ensuciado nunca con un pañal. Liberto es un producto limpio, aséptico, en el que las emociones vienen, como los clínex, envueltas en una higiénica bolsita. Hay UNA idea reseñable: la de las magas con el plástico y las lucecitas. Sobra el vídeo (sobra completamente, no aporta nada), sobra el micrófono (¿qué pasa con los micrófonos últimamente?). Los primeros minutos, en los que la protagonista pregunta casi a cada frase a su interlocutora quién es (porque la otra va cambiando de personaje a velocidad de ametralladora) hacen pensar que vamos a asistir a una funcion ágil, inteligente, hecha de sorpresas... pero inmediatamente llegamos a un pantano de obviedades que la seriedad y la altura del asunto tratado no redimen. 

Antes de terminar, y por si acaso, voy a repetir una obviedad. Me parece un asunto muy serio, estoy radical y completamente de acuerdo con la tesis que la pieza defiende. Pero si estamos hablando de teatro, mejor que vayan a ver otra cosa.

¿Salvaría algo? Sí, la presencia escénica de Mürfila y a Tàtels Pérez, que me pareció una excelente actriz a la que el espectáculo pide pocos matices. Seguro que hubiera podido darlos.
P.J.L. Domínguez
          

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