Sala: Teatro Valle-Inclán Autor: Brian Nelson (versión de Lola Blasco) Director: Julián Fuentes Reta Intérpretes: Olivia Delcán y Agus Ruiz Duración: 1.15'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)
Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:
Quien conozca la película debería ver esta versión
escénica, aunque sólo fuera para dar satisfacción a la pregunta que sin duda le
asalta: “Pero… ¿cómo se puede hacer esto en vivo?” Quien no la conozca no
gozará de este morbo previo, pero sí de la violenta experiencia de someterse
con su inocencia intacta al choque emocional de la habílisima trama. Fuentes
Reta ya había tratado la pederastia en la estupenda Cuando deje de llover (a la que aún me arrepiento de haber escatimado
estrellas, cosas de las prisas). Es un asunto donde el maniqueísmo más banal es
una trampa fácil, pero Nelson fue capaz de urdir un cuento –una Caperucita roja invertida- en el que
nada es previsible, y que interpela al espectador sin tregua.
La
traslación al teatro es impecable, tanto por la versión de Blasco como por la
puesta en escena: excelentes escenografía e iluminación -de Iván Arroyo y Jesús
Almendro- y fundamental espacio sonoro de Villa y Valmorisco. El talento del
director brilla en el encaje de todo eso, en la sabia dosificación entre realismo,
estilización y pequeños trucos teatrales, y en la dirección de actores. Agus
Ruiz está impecable en un papel muy puñetero, en el que tan malo era pasarse
como no llegar. Y Olivia Delcán es un hallazgo. Da lástima, da miedo, da lo que
se le antoja dar en cada momento. No hay que perderla de vista.
El calor de la noche me embotaba ya el cerebro el 30 de junio, no les cuento después. Como que no fui capaz de escribir ni una línea más hasta septiembre.
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