Sala: Kubik Fabrik Autor: Nick Payne (no consta en programa el autor de la traducción) Director: Fernando Soto Intérpretes: Inma Cuevas y Fran Calvo. Duración: 1.15'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)
Alguno de mis lectores recordará lo que decíamos el otro día a propósito del tagline. Constelaciones es muy fácil de taglinear: Love story, después de la teoría de los universos paralelos. No se me acobarden con Love story, ha podido pasar a la historia universal de las referencias como el paradigma de la mermelada, pero está muy bien.
Problema de título: hay unas Constelaciones que está girando Aracaladanza por ahí. Así que habrá gente que, como yo, resbale sobre la función ojeando la cartelera, sin darse cuenta de que es otra cosa. Evoca, además, esa enorme patraña que -vivir para ver- goza de cierto predicamento entre personas sanas y bien formadas, a la que llaman constelaciones familiares. Ya saben que cualquier engañifa que pretenda explicar el mundo, o una parte de él, con fórmulas sencillas tiene asegurados los seguidores. Vayan, vayan a discutir con esos amigos -que seguro que tienen- cultos, inteligentes, sagaces y empecinados creyentes en la homeopatía, las cartas astrales o lo que les diagnostica su monitor en el gimnasio. Tranquilos, Constelaciones no tiene más parentesco con las constelaciones familiares que el uso del término como metáfora.
Así que me costó más de lo habitual darme cuenta de que algo llamaba mi atención en la cartelera. Me cuesta también irme al Kubik. Pero estaba Inma Cuevas de por medio, y por la Cuevas me voy a donde sea por encima de cualquier malentendido. La conocí en Cerda, la rematé en MBIG y constaté que ni siquiera No son maneras de tratar a una dama podía con ella. Me pongo a investigar, y resulta que he visto a Fernando Soto, el director, en la Madre coraje de Gerardo Vera y en La avería de Blanca Portillo, nada menos. Al que no conozco es a Fran Calvo, es como si me hubiera perdido a posta Secundario, que ha dirigido en La Casa de la Portera (y, ahora, en El Umbral de Primavera), y Tape, que interpreta en La Pensión de las Pulgas.
Constelaciones parece un buen rato que sólo va de una cosa, y luego resulta que va de varias. Por partes, un momento de calma. En primer lugar, disecciona una historia de pareja estándar (nos conocemos, quedamos, nos vamos a vivir juntos), yéndose por los atajos, como diría mi madre. O sea, representando las escenas varias veces, con variantes. Aquello que Neville hizo en La vida en un hilo presentando la extensa variante de una historia a partir del punto en el que se tomaba la otra bifurcación, pero con un despiece mucho más menudo: de cuántas formas posibles podría desarrollarse esta situación según cada respuesta. Cubismo temporal. Así que Cuevas y Calvo, que tienen que endilgarnos sartas de conversaciones repetidas, se ven en la obligación de hacer piruetas interpretativas y cambiar de registro a velocidad de vértigo una y otra vez. Es casi como un examen de fin de carrera para licenciarse como actor. A ratos, un pequeño alarde de virtuosismo, muy bien reforzado por los esenciales vestuario y escenografía. O, más bien, por el inteligentísimo uso de ambos elementos. Luz y sonido ayudan también lo suyo.
Este planteamiento exige un enorme esfuerzo de dirección e interpretación, y bastaría por sí solo para dar enjundia suficiente a una pieza. Aunque aquí el enfoque es fundamentalmente realista, se parece bastante en ese aspecto a Incrementum. Sin embargo, y como les decía, la función revela de pronto que va de otra cosa: que también la narración va a tener, en sí misma, su propio peso, al margen de la forma en que es narrada. Y no puedo decirles más, porque no quiero descabezar una historia astutamente urdida, que ataca al espectador por donde menos se lo espera.
En resumen: una pieza de teatro de cámara muy bien escrita (se llevó el premio del Evening standard), muy bien dirigida y extremadamente bien interpretada. Vale la pena darse el paseo a Usera.
Cuevas y Calvo. La fotografía no se corresponde con la escenografía real del espectáculo. |
Fran Calvo |
Así que me costó más de lo habitual darme cuenta de que algo llamaba mi atención en la cartelera. Me cuesta también irme al Kubik. Pero estaba Inma Cuevas de por medio, y por la Cuevas me voy a donde sea por encima de cualquier malentendido. La conocí en Cerda, la rematé en MBIG y constaté que ni siquiera No son maneras de tratar a una dama podía con ella. Me pongo a investigar, y resulta que he visto a Fernando Soto, el director, en la Madre coraje de Gerardo Vera y en La avería de Blanca Portillo, nada menos. Al que no conozco es a Fran Calvo, es como si me hubiera perdido a posta Secundario, que ha dirigido en La Casa de la Portera (y, ahora, en El Umbral de Primavera), y Tape, que interpreta en La Pensión de las Pulgas.
Alguien debería pasársela a Payne. A Vera le llovieron palos por todas partes por un remake que se tituló Una mujer bajo la lluvia. Desde luego, el título de Neville les saca mil cabezas a ambos. |
Fernando Soto |
En resumen: una pieza de teatro de cámara muy bien escrita (se llevó el premio del Evening standard), muy bien dirigida y extremadamente bien interpretada. Vale la pena darse el paseo a Usera.
P.J.L. Domínguez
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