martes, 14 de mayo de 2013

ELEPÉ


Sala: La Casa de la Portera Autor y director: Carlos Be Intérpretes: Fran Arráez; Carmen Mayordomo e Iván Ugalde. Duración: 1.20'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)


Arráez, Mayordomo y Ugalde.
No parece que se vayan a dejar encasillar. Estos tres de la foto, más el autor y alguno más, son The Zombie Company. Les vi primero Exhumación, un thriller histórico-sentimental que, con un retoque de corte y confección, daría perfectamente para una telemovie alemana de ésas de misterio que ahora se ven tanto en la tele. Después, Peceras. Esa vez tocaba drama hiperrealista con final de fábula moral. Y ahora... ¿saben lo que se han marcado ahora? Un musical juke-box entre la comedia y el melodrama. Engaña a primera vista, puede pasar por una cosilla cómica. Pero lo cierto es que tiene aliento, incluso para pasar a mayores. Aunque parece escrita expresamente para este espacio -y lo cierto es que funciona- permitiría un desarrollo con elenco más amplio y en escenario grande. O, quizá sobre todo, una película. Todo esto subraya la habilidad de Carlos Be para nadar en las aguas de todos los géneros sin ahogarse en ninguna. En otras palabras: manteniendo siempre una distancia prudencial respecto a la sumisión a sus convenciones.


Ambientada en los ochenta, la trama desarrolla una especie de historia sentimental de la época con tres personajes arquetípicos cuyas vidas orbitan alrededor de un bar gay, el Elepé. Con un aura de nostalgia cuya verosimilitud sorprende. Dada la edad del autor, parece difícil que pueda sentirla. Aunque estas cosas... Yo también siento nostalgia de lugares y tiempos en los que nunca he estado. En cualquier caso, parece escrita por alguien que hubiera vivido entonces lo mejor de su vida (yo mismo, sin ir más lejos). La selección de canciones contribuye lo suyo a ese ambiente melancólico. Una selección hecha sin prejuicios, desde luego: desde el Por qué a mí de Mari Trini al Vogue de Madonna o el You are not matador de Las Deblas (!Quién se acuerda de Las Deblas! Yo. Yo estuve allí. Ya he puesto "yo" cuatro veces en esta entrada, debería empezar a cuidar el estilo). Con una preciosa versión de Qué sabe nadie, lenta y melancólica, de Carmen Mayordomo mientras se toma el último café de la madrugada e intercala diálogo con Fran Arráez. Es, quizá, la escena más lograda de la función: el regreso a casa a las tantas de la mañana. Ay, juventud, a dónde te habrás ido, cuántas veces me pasaron cosas calcaditas a ésta que ya casi ni recordaba. Arráez,  travestido, es un excelente contraejemplo de cómo el cambio de género puede integrarse en las tripas de una función, y no quedarse en un simple disfraz, como en La monja alférez

Estos tres tipos son unos todoterreno. Es impresionante verlos darse la vuelta como un calcetín respecto a lo que hacían en Peceras hace solo un mes, y construir en ochenta minutos tres caracteres verosímiles -y entrañables- a pesar de la trama disparatada y de las dosis de melodrama. Lo siento, pero no hay más remedio que invocar al tópico Almodóvar, esta vez como elogio. Por cierto: si pagan entrada tendrán derecho a ver a uno/a de ellos completamente desnudo/a. No pienso decirles a quién



Una cosa más tengo que agradecerle a Elepé: me ha hecho recuperar Miel en la nevera, una maravilla de Tino Casal (ese tipo que sería universalmente conocido si llega a nacer en Minnesota). Elepé se ha escrito para convertirla en un remate que parece compuesto ex profeso. Me voy a dormir. A ver si sueño que tengo veinticinco años y que Madrid es, otra vez, un lugar mágico en el que buscar sorpresas; y las sorpresas, todavía, buenas noticias.
P.J.L. Domínguez
           

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