viernes, 6 de junio de 2014

CANTANDO BAJO LAS BALAS

Sala: Kubik Fabrik Autor: Antonio Álamo Director: Álvaro Lavín Intérprete: Adolfo Fernández (músico: Mariano Marín)  Duración: 1.05'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)


¿Les cayó algún premio a Fernández, Lavín o Álamo? Sí, uno en Ribadavia 
y el Chivas Telón. Eso les dirá algo de los premios importantes. Espero poder contarles dentro de poco cuál era la composición de los jurados que 
escogieron finalistas y ganadores de los últimos Max, algo que no se ha
 hecho público (!). Si no me creen, busquen.

Me entero con alborozo de que se repone Cantando bajo las balas en Kubik Fabrik. ¿Sólo tres días? Espero que sean más. Es una auténtica preciosidad de montaje redondo, y van a flipar con el personaje si no han tenido antes noticia detallada sobre él.

Les copio a continuación la crítica que publiqué en 2008:

Difícil empeño el de plantar a Millán-Astray, ese payaso tenebroso, en un escenario. Su personalidad histriónica, desalmada y perturbada generó un recorrido vital tan desaforado que resulta inverosímil. Y, por lo mismo, morbosamente fascinante. Los personajes legendarios de parecida calaña se ven atribuir todo tipo de exageraciones, pero en este caso las barbaridades están documentadas: eso es lo que pone los pelos como escarpias. Sólo una farsa podía absorber tal exceso, y una farsa es lo que se representa. Sin embargo, insisto, hay que pensar que la desmesura del personaje real probablemente no era inferior al del representado. La farsa como vía al realismo, curioso.

    Cuatro inteligencias en sintonía han parido un artefacto que, por momentos, roza la perfección. El texto de Antonio Álamo, que acierta al escamotear algunos de los sucesos más escabrosos e inverosímiles, narra con fluidez y ritmo dramático y mide muy bien la alternancia de registros. 

La interpretación de Adolfo Fernández excede los comentarios, hay que ir a verla. El espacio sonoro de Mariano Marín, que interpreta también en directo, es de lo mejor que he visto nunca: convierte el monólogo en un diálogo ininterrumpido y milimétricamente armado entre el actor y los sonidos que lo envuelven. La dirección de Lavín es impecable hasta el punto de pasar desapercibida, cosa que considero el mayor elogio que cabe aplicar a un director. Luz  y escenografía (fantásticos los muñecos), a la altura.

    Recomiendo a quien quiera complementar la información y comprobar que todo lo narrado es rigurosamente histórico una estupenda, y breve, biografía de Millán-Astray incluida en Las tres españas del 36 de Paul Preston. Tarantino avant la lettre.

Hala, que no se la pierdan.
P.J.L. Domínguez
           

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ánimo, comente. Soy buen encajador.