Sala: Teatro Bellas Artes Autor: Paco Bezerra Director: Luis Luque Intérpretes: María Adánez, Armando del Río, César Mateo, David Castillo y Chema León Duración: no la tengo apuntada, y mira que era un dato importante esta vez
La función ya no está en cartel
César Mateo, María Adánez y David Castillo |
Les voy a ir propinando algunas de las críticas que me salté durante estos meses de inactividad bloguera. No es amor desinteresado por mis lectores. Algo hay de eso, pero es que el blog es también mi archivo personal, y se me queda cojo.
Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:
QUEREMOS MÁS
A Lulú le
faltan veinte minutos. ¿Habré escrito esto un par de veces en la vida? Es tan infrecuente
que hasta podría considerarse una virtud: si quieres más es que no te has
aburrido. Arranca como una fábula –Bezerra y Luque bordaron otra en El señor Ye ama los dragones- y se desparrama de pronto por un
extrañísimo territorio bíblico. Y cuando el espectador ha decidido “esto se ha
ido completamente de madre”, llega el doble salto mortal que lo deja con un
palmo de narices, engañado y feliz. Porque al espectador le encanta que lo
engañen, si es con buen fin. O sea, para entretenerlo.
La
pirueta, éste es el reproche, se fía a un monólogo. No es pecado, pero este
segundo y divergente relato de los hechos encierra tales posibilidades que me
pregunto por qué no se ha dramatizado alguna escena: ¿El encierro en la cocina?
¿La violencia en el sótano? Aparte de un personaje –llamémoslo el charlatán-
mal planteado en bloque (texto redundante, vestuario Far West, interpretación
ubicada en galaxia distinta) nada más se puede objetar a una función escrita
con inteligencia, servida en un precioso envoltorio de Boromello y Ramos e
interpretada con convicción, y hasta su punto de magia, por María Adánez y
Armando del Río, muy bien secundados por César Mateo y David Castillo. Queremos
más. Unos veinte minutos más.
En cualquier caso, muchísimo mejor que Dentro de la tierra.
P.J.L. Domínguez
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