Sala: Teatro del Arte Autora y directora: Heidi Steinhardt Intérpretes: Anabel Alonso, Jesús Ruyman y Marina Cruz Duración: 1.20'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)
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Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:
Podría contar que El trompo metálico es el retrato de una pareja tronada que se
dedica a vejar a su hija de mil maneras con el pretexto de educarla. No mentiría,
pero me quedaría tan corto como si dijera que Esperando a Godot va de dos tipos a los que dan plantón. Aunque los
ecos de fondo -parentesco temático, sadismo- provienen más de La lección de Ionesco.
El trompo es, como cualquier pieza de
teatro no convencional, un pulso contra sí misma, una apuesta por articular un
mecanismo que –sin la ayuda de la lógica- se mantenga en pie y camine durante
ochenta minutos. La función tuvo excelente acogida en Argentina aunque, vista
esta versión, cuesta imaginarla sin Anabel Alonso. Una
máquina. No se puede decir otra cosa de una intérprete que no afloja ni por un
segundo la tensión extrema en la composición de un personaje neurasténico,
iracundo, que roza el clown por momentos y que llega hasta a ladrar (casi me
caigo de la silla de risa). Jesús Ruyman y Marina Cruz están perfectamente
centrados al lado de este ciclón, y no es poco decir. Una rareza que hace
cosquillas en el intelecto y que no deberían perderse los espectadores
inquietos.
Nada menos que cinco meses más tarde, me doy cuenta de que Marina Cruz estaba en Los iluminados, y que ya me gustó entonces. A ver si me la encuentro otra vez en alguna parte.
P.J.L. Domínguez
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