lunes, 17 de noviembre de 2014

EL JUEGO DEL AMOR Y DEL AZAR

Sala: Teatro María Guerrero Autor: Pierre de Marivaux (traducción de Mauro Armiño) Director: Josep Maria Flotats  Intérpretes: Enric Cambray, Àlex Casanovas, Rubèn de Eguia, Guillem Gefaell, Vicky Luengo, Bernat Quintana y Mar Ulldemolins Duración: 1.55'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que la función ya no esté en cartel)


Ulldemolins, de Eguía, Cambray, Casanovas, Luengo y Quintana. Tras la balaustrada,
Guillem Gefaell, que tiene un papel mudo. Les he puesto la más grande de las fotos
que he encontrado para que aprecien bien el telón pintado del fondo. Espero que

Blogger no se la trague, como hace últimamente.

Encuentro por ahí una crítica que firma José Miguel Vila, de la que les reproduzco un párrafo: "La claridad en la dicción, la gracia y el donaire en los movimientos, la gestualidad de todos los actores, el espacio sonoro (cantos de aves primorosas, ladrido de los perros que avisan de la llegada de nuevos  personajes  que están fuera de escena, el clavicémbalo...), perfectamente coordinados por la sensibilidad de Flotats, vuelven a demostrarnos que el actor y director catalán es todo un genio del teatro".

Casi de acuerdo, como irán viendo. De cualquier forma, es verdad que está bien casi todo. Casi todo menos el resultado final. Arriba, en la ficha del espectáculo, habrán leído quizá que Mauro Armiño firma la traducción, que no la versión. No es lo mismo. Traducir es pasar al castellano lo que estaba en francés. Construir una versión supone introducir modificaciones, del tipo que sean. Quienes tienen menos familiaridad con el teatro ignoran a menudo que es frecuentísimo alterar los textos a la hora de representarlos. Sobre todo en el caso de los clásicos. A la inversa, es muy infrecuente ver a los clásicos (Eurípides, Lope, Shakespeare) representados con todas las letras que escribieron sus autores. No conozco el texto de Marivaux como para asegurar que aquí no se ha metido mano, pero en cualquier caso, se ha metido poca. Armiño es un tipo que se las sabe todas, si tuviera que apostar, apostaría a que hubiera metido la tijera encantado.

He intentado ver cuánto suele durar la representación en Francia, y veo que la última de la Comédie Française estaba en 115 minutos (exactamente como la de Flotats). Encuentro otras tres versiones escénicas: dos de 110 y una de 90. En un rápido vistazo a IMDB he encontrado cinco adaptaciones al cine y la televisión que especifican su duración (dos en francés, dos en castellano y una en alemán). Duraciones: 70, 74, 85, 90 y 93 minutos. Mmm, qué listos los versionadores. Con esas dimensiones, la cosa debe de chisporrotear, que creo que es el efecto  que debió de buscar Marivaux ante unos espectadores con esquemas perceptivos distintos de los nuestros. Mi sensación: a esta versión le sobra, como poco, media hora. Como el mayor pecado que se puede cometer en un teatro es aburrir, esa media hora de más lo lastra todo.

Una vez aburrido, poco le importa a uno la exquisita escenografía a la antigua de Frigerio, con telón pintado de fondo. O el también exquisito vestuario de Squarciapino, que le da un millón de vueltas al de la Comédie, sin ir más lejos. Ni los primores de la interpretación, que algunos hay, ni las piruetas de ingenio del texto. Empacho de piruetas.

Me gustó Casanovas, aunque Orgón - como dice Ordóñez- es más interesante si deja ver un punto de crueldad indiferente por el padecer ajeno. Me gustó Quintana, muchísimo más que en el Cyrano de Broggi (donde, todo hay que decirlo, no me gustó casi nada). Me gustó Luengo, aunque creo que el papel le hubiera permitido algún desliz más acusado hacia lo cómico, con lo que todos habríamos salido ganando. No vi rastro de las crispaciones que menciona Ordóñez, quizá las ha eliminado. Por el contrario, eché en falta un poco más de coqueta estereotipada, cosa que él parece dar por bien anulada. Me gustó, mucho, Cambray. Echen un vistazo a su curriculum y entenderán por qué no lo han visto: casi todo en Cataluña. Lo tienen en la foto, aquí a la izquierda. Todo lo dijo bien, todo lo pisó bien (con esas botas -vean la foto de arriba- es primordial pisar bien).

Me gustó, muchísimo, Ulldemolins, que no deja sin exprimir adecuadamente ni una sola de las oportunidades que Marivaux le dejó escritas. Otra que tal baila, con toda la carrera hecha en Cataluña. Que alguien les monte algo en Madrid a estos dos. No sé, ¿qué tal Dani y RobertaEn abierto contraste con Rubén de Eguía, del que hablaremos a continuación, se trae la comicidad a nuestra época: hace gracia como se hace gracia ahora, no hay asomo de reconstrucción arqueológica en la manera de enfocar a la tópica doncella descaradita y ligerilla de cascos. Un acierto. 


Mar Ulldemolins. Con toda la retranca necesaria para armar con fuste por dentro un personaje
que debe parecer ligero por fuera. Yo creo que se lleva el premio del público.

Y entonces, ¿por qué Arlequín está calcado de la Comedia del Arte? ¿Por qué una tan contemporánea y el otro tan arqueológico? Pues no lo sé. Están en dos funciones distintas. ¿Me gustó de Eguía? Pues tampoco lo sé. Hay intervenciones en las que borda ese Arlequín estereotipado e intemporal -forzando la voz, haciendo piruetas- y líneas en las que cuela ese tono. Mientras que, otras veces, tanta estilización deja a la vista las costuras y las entretelas de la construcción de la escena. También sucede, en algún momento, que la dicción recuerda poderosamente a Flotats. No es de extrañar que un actor joven sometido a la influencia de un maestro calque inadvertidamente sus modos, pero debe estar atento. Es cierto que sólo las mentes estrechas reprochan sus tics a los grandes. Colocados en su sitio, esos defectos son la guinda del pastel. Pero calcados por otro, sólo lastre.

Suscribiría el colofón de Ordóñez, aunque cambiando el orden. Original: "A ratos hay caídas de tensión y de ritmo, pero el clasicismo del conjunto y el esforzado trabajo de sus tres protagonistas sigue(n) acreditando a un gran hombre de teatro". Modificado: "El clasicismo del conjunto y el esforzado trabajo de sus tres protagonistas siguen acreditando a un gran hombre de teatro, pero a ratos hay caídas de tensión y de ritmo". ¿Han visto cómo cambia el sentido de una adversativa cuando se invierte?

P.J.L. Domínguez 
           

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