Sala: Teatro Marquina Autor: Gérard Bitton y Michel Munz (versión de Juan Solo) Director: Gabriel Olivares Intérpretes: Antonio Molero, Agustín Jiménez, Francesc Albiol, Juan Solo y Celine Tyll. Duración: 1.30'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)
Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:
La
homosexualidad fingida genera carcajadas por estos lares al menos desde No desearás al vecino del quinto, la
película española más vista hasta aquel momento: 1970. En 2010, un embuste
parecido, pasado por el tamiz de la más pura tradición francesa de la comedia
de bulevar, dio a Bitton y Munz el enorme éxito de Le gai marriage, bien traducida aquí por Juan Solo. El motor de la
comedia es, naturalmente, la madeja de mentiras que al protagonista se le
complica por momentos, tras amañar un matrimonio con un amigo tan heterosexual
como él mismo. La función tiene ahora mismo dos parientes estrechos en la
cartelera: uno por parte de embuste, La verdad sospechosa, y otro por parte de boda, las Campanadas de La Cubana.
Como en el
elenco original de La cena de los idiotas,
y en un personaje parecido, es Agustín Jiménez, excelente actor de carácter, el
que lleva el mayor peso de comicidad de la pieza. Aunque todos tienen su
momento de gloria, como el mutis reinona de Albión. Se echa de menos que la
cosa se pase un poco de vueltas al final, el texto pide a gritos que la
dirección se desparrame. Me hubiera encantado ver a Celine Tyll tan desmelenada
como la Joan Cusack del célebre “¡Es un
capítulo de Expediente X!”en In and Out. Pero, en conjunto, el respetable se ríe sin parar, que es de lo que se
trata.
Por incidir en lo publicado, yo creo que Celine Tyll tiene narices (interpretativas) más que suficientes para habernos regalado un explosivo e hilarante ataque de nervios a cuenta de las sucesivas patrañas que su novio le ha ido colando, y que producen al final una situación que, si fuera real, fundiría las neuronas de cualquiera. Una pena que no se lo hayan pedido. Se agradece, por el contrario, que Molero y Solo se mantengan contenidos durante casi toda la función. Como les digo siempre, estos papeles de comedia que deben mantenerse serios y no conviene apayasar, son muy ingratos.
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