miércoles, 29 de marzo de 2017

TODO EL TIEMPO DEL MUNDO

Sala: Matadero (Naves del Español) Autor y director: Pablo Messiez Intérpretes: Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, Javier Lara, María Morales, José Juan Rodríguez e Íñigo Rodríguez Claro Duración: 1.20'
La función ya no está en cartel


Íñigo Rodríguez Claro, en la zapatería.
Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:

EQUILIBRIOS

Nico (The fairest of the seasons) suena en el precioso arranque, como advirtiendo de que el tierno realismo de esta zapatería, que parece anunciar una sosegada reconstrucción de época, es un Macguffin. Ni Messiez ni Nico son amigos de lo obvio. Aunque la delicada atmósfera de ese tiempo pasado con sus partículas de polvo en suspensión no se abandona, el propietario de la zapatería comienza a recibir la visita de unos personajes que todas las noches le hablan de su futuro y de su pasado como si el tiempo no se desplazara siempre en la misma dirección, sino que fuera un único bloque en el que lo ocurrido y lo que ocurrirá comparten presente. Sí, las visitas de Cuento de Navidad después de Einstein.

Casi todo es prodigioso en Todo el tiempo del mundo. Equilibrios: el del texto, entre el sentimiento y lo existencial; el de la música, entre Nico y Messiaen; el de la interpretación, que transita sin sobresaltos entre la realidad y no se sabe qué; el de la dirección, entre la mesura y lo grotesco. Del abanico de excelentes intérpretes hay que mencionar a Íñigo Rodríguez Claro, sostén siempre presente de la credibilidad. El “casi” que encabeza este párrafo es apenas un milímetro (unos minutos de más, alguna caída de tensión, unas pocas frases redundantes) que separa esta magnífica pieza de una obra maestra. Merecería la pena intentar franquearlo.

Y sólo una cosilla que no cabía allí:

Me sorprendió que, en un texto que tiene pasajes brillantes, se subrayara sobre todo un monólogo del protagonista que apenas se aparta de la banalidad. El tono, la tensión, la luz... todo el empuje posible, para terminar intentar dar brillo a algo que no da nada de lo que todo ese esfuerzo parece estar prometiendo.
P.J.L. Domínguez
          

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