lunes, 12 de septiembre de 2016

BACKSTAGE

Sala: Teatros Luchana Autora: Marjorie E. Glantz (versión de José Luis Sáiz) Director: José Luis Sáiz Intérpretes: Alina Nastase, Asier Iturriaga, Alfonso Begara y Trigo Gómez  Duración: 1.05'
Información práctica (el enlace no operativo puede significar que no está en cartel)


No encuentro mejor imagen
Me pregunto qué ha podido ver alguien en Backstage para tomarse la molestia de traducirla y montarla. ¿Qué diré de esto si me pareció banal Pedro y el capitán? ¿El gran festival de lo obvio? No sé si hubo un par de réplicas ingeniosas que me hicieron elevar un milímetro la comisura derecha de la boca durante los 65 minutos que dura. Digo "no sé", porque no recuerdo si fueron una o dos. Ni una sola línea más que no hayamos oído miles de veces en series de televisión o películas. Banda de música preparándose para actuar en el almacén de un bar. La chica dejó a Ben y se lió con Erik. Ben y Erik eran grandes amigos, pero ahora su amistad se resiente. Ella está enamoradísima y Erik se siente ahogado. Ben cree que no la quiere. El cuarto tiene una enfermedad mental y le dan arrebatos. Como les digo a menudo, la más banal de las tramas puede dar para una obra maestra, pero créanme: en este caso, el desarrollo es aún peor que esa sinopsis de capítulo de teleserie que les acabo de endilgar. Ahora que digo "teleserie": quizá el invento podría quedar algo más digno en otro formato, porque la sensación de estar viendo un producto audiovisual sacado de su sitio es permanente de principio a fin. Estas cosas que pretenden ser un filete limpiamente cortado del flujo de la realidad, una fotografía exacta de un pedazo de vida, son más propias -no exclusivas, cierto- del cine que del teatro. Pero, sobre todo, exigen un nivel de artificio sofisticadísimo y sutilísimo. Un nivel alejadísimo de esta pieza en la que a todo se le ven las costuras (por ejemplo: a las entradas y salidas). Parece una paradoja, pero cuanto más se pretende representar la vida tal y como es y, a la vez, parir un artefacto estético coherente, más habilidad dramatúrgica se requiere. Ahí tienen la prueba en contrario que siempre les menciono: las cámaras 24 horas de Gran Hermano. "La vida en directo". Perfectamente insufrible.

Aquí, el texto no da para nada y prácticamente no hay dirección. Sólo se aprecia en el inserto, aquí y allá, de algunas canciones, la escapada lírica, la tangente no realista en medio del realismo de almacen. No cuelan. Están montadas feas y entran con calzador. Excepto una, que mencionaremos más abajo, y que representa el único momento en el que esta función, que apenas alcanza lo profesional, parece algo.

De Trigo Gómez no me atrevo a decir nada. Es el demente, y es complicado arriesgar una opinión sobre un intérprete habiéndole visto sólo un papel de características extremas. Begara roza en algún momento lo que entendemos por actor. Los otros dos, ni por asomo. Les aconsejaría, con toda modestia, que se formen si quieren seguir haciendo teatro, aunque acabo de recordar que vi a Iturriaga en Urgencia y que me gustó. Canta con gusto una canción que, como les decía más arriba, es el único momento en el que conseguí abandonar las reflexiones sobre la lista de la compra y la vuelta al cole, porque mi atención era, por fin, requerida por algo con cierta entidad.
P.J.L. Domínguez
          

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