lunes, 24 de septiembre de 2018

EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE

Sala: Teatro Marquina Autor: Simon Stephens, a partir de la novela de Mark Haddon (traducción de José Luis Collado) Director: José Luis Arellano Intérpretes: Álex Villazán, Marcial Álvarez, Lara Grube, Mabel del Pozo, Carmen Mayordomo, Anabel Maurín, Boré Buika, Eugenio Villota, Alberto Frías y Eva Egido Duración: 2.15' (con un entreacto de 15') 
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)


Villazán es de lo poquito que se salva de la función
He vuelto. Por una vez, voy a ahorrarles la murga sobre los efectos del calor en mi cerebro y sobre las múltiples ocupaciones laborales y familiares y blabla que me alejan del blog. He hecho propósito de enmienda, así que pueden ir preparándose.

Salí del Marquina con un par de perplejidades. La primera, de peso. Resulta que considero a Arellano un director de gran talento. Nunca le había visto patinar. Y de toda la producción que le conozco, al menos un par de cosas han sido notables. Ésta es un tostón de cuidado. No es que me parezca mal esto o que aquello esté flojo. Es que me pasé las dos horas largas intentando echar una cabezada, a ver si transcurrían más livianas. Quiá, ni por esas, en mis ya largos años de vida sólo he conseguido dormirme en el teatro una vez (y eso que el espectáculo incluía un desternillante faldón de camisa saliendo por la bragueta de uno de los actores, que no se había dado cuenta).

No arranca nunca. Y uno no pierde la esperanza. Incluso durante el entreacto seguí pensando "todo esto será para preparar lo que viene ahora". No viene nada. No les voy a endilgar uno de esos análisis al bisturí que tanto les divierten, que tengo mucho trabajo atrasado. Me voy a limitar a un par de detalles. La escena cumbre del desconcierto es la del protagonista que se cae a la vía del metro. ¿Imaginan la desazón que eso les produciría si estuvieran viéndolo desde el andén? Aquí charlan los dos viandantes como si en vez de una vida humana lo que estuviera en juego fuera sellar la papeleta de la bonoloto (si es que se sellan). ¿Efecto contraste? Si la intención era ésa, aún peor, no se aprecia.

El otro detalle que voy a mencionar es nada menos que un desconcierto actoral que ríete tú de los peces de colores. Antes, la lista de supervivientes: Villazán está perfecto (y como siempre que ocurre algo así, me pregunto cómo hace un actor para bordar su papel en medio de un desastre generalizado). Todo el mundo me ha dicho lo mismo, vaya pedazo de protagonista. Hay que estar atentos a este chico, que era un chico cuando Hey boy hey girl pero que ya no lo es tanto. Mabel del Pozo (¡acabo de darme cuenta de que no colgué la crítica de Trainspotting!) y Carmen Mayordomo (¡tampoco colgué Malas Hierbas!, lo haré, lo prometo) se salvan de la quema. La primera -y diría que última- escena en la que parece que el invento va a ser capaz de sostenerse en el aire es la del primer encuentro del muchacho y su vecina, la Mayordomo. Por fin, un diálogo verosímil. Después, todo vuelve a su (triste) cauce. Del Pozo hace alguna pequeña maravilla dando réplicas justas a pies imposibles. De los demás no quiero hacer sangre, porque me pareció evidente que el problema estaba en la dirección. Lara Grube está en otra función, una de unicornios con crines arcoiris. Me ahorro el comentario sobre el enfoque del personaje de la Sra. Shears. Marcial Álvarez tiene una salida triunfal en la que lo único que hace es gritar y llevarse una lata de cerveza a la boca, como si no supiera qué otra cosa hacer con el brazo. Por Dios, que grite menos. Además, yo creía que a estas alturas esa forma de impostar la voz para gritar sin destrozarse la garganta ya no era de recibo, es decimonónica (bueno, no estuve en el XIX, pero es a lo que suena). Sé positivamente que ambos pueden hacerlo mejor. Pero la prueba del algodón de que es la dirección la que va sin norte es que Buika está estupendo en el brevísimo papel inicial en la puerta de su casa y luego no da una en el de novio de la madre.

Les decía que las perplejidades eran dos, y la mayor ésta de la desorientación de un director bregado (en fin, una mala función le sale a cualquiera). La menor es la de los créditos. ¿Escenografía de Gerardo Vera? Echen un vistazo a las fotos de esta versión y a las del montaje original y ya luego me cuentan lo que opinan. 

¿Les suelto una hipótesis general? Es una hipótesis, quede claro. Quizá los responsables del montaje han visto demasiadas veces el vídeo del que se llevó los siete Olivier. Arellano ha demostrado ser un tipo a considerar siempre que ha hecho lo que le ha venido en gana, pero quizá (repito: quizá) no se le da bien esto de seguir un modelo. Lo dicho, una hipótesis.

[Ya las tienen: Trainspotting (con Mabel del Pozo) y Malas hierbas (con Carmen Mayordomo)]
P.J.L. Domínguez
          

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