martes, 18 de abril de 2017

TRAINSPOTTING

Sala: Teatro Pavón Kamikaze Autor: Harry Gibson (basado en la novela de Irvine Welsh, versión de Rubén Tejerina) Director: Fernando Soto Intérpretes: Críspulo Cabezas, Víctor Clavijo, Luis Callejo, Mabel del Pozo y Sandra Cervera Duración: 1.40'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no esté en cartel)


Clavijo y Cabezas, la elegancia y el carisma, no se puede pedir más.
Ésta fue mi crítica en la Guía del Ocio:

LIRISMO INTRAVENOSO

 Welsh escribió la novela en el 93, y las adaptaciones a la escena y el cine llegaron casi inmediatamente. El éxito de su combinación de realismo sucio, humor y lo que podríamos llamar lirismo de la heroína fue un bombazo universal en un fin de siglo que creía vivir enormes convulsiones -entre el SIDA, la caída del muro y la primera Guerra del Golfo- porque no sospechaba la que se le venía encima. Muchos recuerdan Trainspotting como jalón de su educación sentimental (y de su terror por las drogas intravenosas, que parece que los más jóvenes ya no sienten).


    Esta versión acierta de pleno en la selección de intérpretes. Son cinco, y ninguno da una fuera, a pesar de que la función está plagada de trampas proclives a la caricatura o la sobreactuación. El enorme carisma de Críspulo Cabezas le permite sacar adelante con soltura hasta la escena fecal. Víctor Clavijo ha sido en todo lo que le he visto la elegancia personificada, también haciendo de canalla. Mabel del Pozo tiene fuerza, carácter, garra incluso para personificar la debilidad. Callejo (sobre todo de camello) y Cervera están a la altura. Me quedo con los momentos del pico en grupo y del relato de cómo se atraviesa el infierno del mono. La iluminación de Ruiz Alegría es muy interesante, con momentos casi de vanguardia, pero el recurso constante de iluminar la sala me resulta incomprensible. Desdibuja la percepción.

En una cartelera extrañamente pobre, el Pavón brilla con Blackbird y Trainspotting. Realismo sucio, humor y un lirismo de la heroína que el final del siglo XX supo cultivar. Acertadísima selección de intérpretes.

Escribí todo eso en abril del 17, pero no he copiado la crítica aquí hasta octubre del 18. Cosas de la edad. Me sirve para una reflexión: era una función estupenda y se quedó en nada nadita. Nadie fue capaz de moverla. El teatro es cualquier cosa menos justo.
P.J.L. Domínguez
          

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