sábado, 20 de julio de 2013

MARIBEL Y LA EXTRAÑA FAMILIA

Sala: Teatro Infanta Isabel Autor: Miguel Mihura Director: Gerardo Vera  Intérpretes: Alicia Hermida, Abel Vitón, Chiqui Fernández, Sonsoles Benedicto, Markos Marín, Lucía Quintana, Javier Lara, Elisabet Gelabert y Macarena Sanz. Duración: 1.50'
Información práctica (el enlace inactivo puede significar que la función ya no está en cartel)


Lucía Quintana, Macarena Sanz, Elisabet Gelabert y Chiqui Fernández. Excelente foto de Antonio Castro.


Estaba yo a punto de dar el blog por suspendido hasta la rentrée (vaya palabreja cursi, ¿eh?), cuando caí en la cuenta de que me quedaba un fin de semana que exprimir, si le echaba ganas. Y se las estoy echando: el jueves Frankenstein, el viernes Maribel, y me quedan los renovados Sofocos y la de Washington y Díaz-Aroca en el Calderón. Cuelgo primero a Mihura, porque... ¿qué les voy a explicar? Lo que yo tengo por este hombre es veneración. Así, de memoria, creo que los dos últimos Mihuras que he visto son El caso de la mujer asesinadita (de la Ochandiano, con la Ordaz) y La decente (de Pérez Puig, con Victoria Vera). Me gustaron los dos, ya saben que soy de gustos amplios. Les adelanto, sin más suspense, que esta Maribel de Gerardo Vera está muy, muy bien.



Todo el mundo sabe que el texto es una joya. Hasta tal punto que, después de que la historiografía teatral haya derramado durante decenios torrentes de lágrimas por el vanguardista perdido de Tres sombreros de copa, se pregunta uno si no mereció la pena lo que perdimos de vanguardia por lo que ganamos de género. Recurramos a ese tópico que tanto me gusta: si Mihura hubiera nacido en Wisconsin, Elisabeth and the strange family tendría una versión cinematográfica de 1962 con Shirley MacLaine y Jack Lemmon y, por lo menos, un remake de 2001 con Nicole Kidman y Ewan McGregor. Siendo su autor madrileño, tampoco le ha ido mal. Ha conocido versiones de cine y televisión, y el público teatral le guarda fidelidad: mi función de ayer estaba a reventar. Pero cualquier día pasará algo -por ejemplo, una versión americana- y el mundo se pondrá de rodillas ante Maribel.  Es una pura maravilla. Una fábula atemporal y universal sobre la posibilidad de redención y la fuerza de la bondad y la ilusión. Con eso que nos gusta tanto tantísimo a los seres humanos de sufrir durante tres actos el suspense relativo a si la protagonista saldrá de la vida infame que aspira a superar. Y con los mejores personajes secundarios jamás vistos sobre las tablas: las tres pilinguis amigas de Isabel y las dos inefables, inmensas ancianas. 

Las ancianas se las traen. Primer apunte: les aseguro que esto es puro realismo. JM me decía "pero si son tus tías". En efecto, lo son. Sólo que mis tías son TRES. Me pregunto siempre si Mihura pudo cruzárselas alguna vez, porque el grado de coincidencia es realmente asombroso. Por supuesto, Mihura no se las cruzó, ni siquiera eran ancianas cuando él escribía, pero la cosa no deja de ser sorprendente. Para lo que aquí nos interesa, la conclusión es que estos personajes son reales y bien reales. Ahí a la izquierda tienen a Julia Caba Alba y Guadalupe Muñoz Sampedro en la versión de José María Forqué (1960). Si ahora les digo que la Caba Alba se parece notablemente a mi abuela, van a pensar que se me va la olla. En fin.


Este humor de las ancianas, este humor de Mihura hecho de la cotidianeidad más llana, y en el que la comicidad brota de la propia llaneza (me estoy acordando del cerrajero de Ponferrada en La decente), no es nada fácil de decir. Si no se suelta con la intención justa, lo que puede ser hilarante pasa perfectamente desapercibido. Sonsoles Benedicto y Alicia Hermida son el primer acierto de la función. No dan punto sin puntada, si están en escena uno no puede mirar a otra parte. Es como si hubieran nacido así, en ese escenario, y llevaran toda la vida soltando esas perlas por la boca. El público las adora sin remisión, y desea -por Dios- que Hermida siga hablando.

Alicia Hermida y Sonsoles Benedicto.

Las pilinguis: otro bombazo. Retratadas con derroche de ternura por este hombre al que le encantaba frecuentar prostitutas. En las antípodas del glamour de la perdición o el abismo: tres muchachas lisa y llanamente normales, con un oficio que tiene sus peculiaridades. Chiqui Fernández es una Pili fantástica ("¿No es muy raro..?"), lamento no haberla visto antes en teatro, seguro que me he perdido cosas interesantes. En mi función salió airosa -con  habilidad circense y el capote de la Hermida- de uno de esos lances que la suerte depara a veces al espectador: se rompió una silla. Elisabet Gelabert estaba bien en Maridos y mujeres, y muy bien en Veraneantes. Completa con Macarena Sanz (la maravillosa revelación de Munchausen) un trío al que Vera ha otorgado perfecta homogeneidad. 

Markos Marín y Lucía Quintana.

Lucía Quintana, que hasta ahora me había parecido que rendía más dirigida por Sanzol que por Vera, compone una Maribel cercana, como de andar por casa en zapatillas, con apenas unos minutos iniciales en pose de fulana. Se lleva la empatía del espectador, que mataría al vecino de butaca por que a esta chica le salgan bien las cosas. Muy eficaz en la contención: pierde los nervios casi una única vez ("lo raro sería que salieran hombres del piano", cita aproximada), con el consiguiente efecto hilarante. Me recuerda muchísimo a alguien, pero no caigo. Ya les contaré si consigo dar con el parecido. Marín hizo un personaje alejadísimo de éste en el Agosto de Vera, y funcionó igual de bien allí que aquí. Éste de Marcelino -siempre les digo las mismas cosas- tiene el peligro de parecer tonto del bote, pero Marín sortea el peligro estupendamente. 

Ahora, pónganse a sumar lo que funciona. Andújar ha conseguido, yo diría que con el menor gasto posible, una escenografía muy resultona. Firma también un vestuario irreprochable. Los modelitos de las señoritas deben de haberle divertido tanto a él cuando los diseñaba, como a las actrices cuando se los ponen. Todo bien y discretamente iluminado. Muy bien traída a cuento la proyección. La música justa. En resumen: que a Vera, que venía del dramón de Agosto, le ha quedado esto muy atractivo, muy en Mihura y lo necesariamente cómico para que tengamos Maribel para meses. Eso espero. No dejen de llevar a sus madres y tías.
P.J. L. Domínguez
           



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ánimo, comente. Soy buen encajador.